Cómo adiestrar a nuestro perro

por MC MVZ Dpl. Laura González Thompson, México
¡Qué perro tan bien educado! Se sienta, da la pata, trae la pelota, camina a un lado sin correa, ...
... defeca en un solo lugar, etc., etc. ¡Cómo nos gustaría tener un perro así! Generalmente, con sus conductas, nuestros perros nos decepcionan un poco. Rompen las cosas, saltan sobre nosotros, hacen sus “gracias” a cualquier hora y en cualquier lugar y en muchas ocasiones, ese perrito peludo que nos regalaron la navidad pasada, se ha convertido en un monstruo con el que prácticamente no podemos convivir.

¿Será la solución llevarlo a una escuela de obediencia? Hay que tener en cuenta varios factores antes de llevar a “eso” a una escuela para que nos lo conviertan en un “perro decente”. Antes que nada, nuestra primera pregunta a contestar es:
¿Qué espero que mi perro haga? En las escuelas de obediencia, a grandes rasgos, la primera etapa consiste en lograr que el perro obedezca los mandos con la correa: caminar a un lado, sentarse, echarse, quedarse quieto hasta recibir una orden, venir al llamado. En la segunda etapa, logran lo mismo, pero sin correa, además de enseñarlos a traer cosas y otros truquitos.
En etapas más avanzadas el entrenamiento consta de enseñarlos a ser perros de guardia y protección: vigilancia, ataque, etc. Otras etapas más avanzadas y un poco diferentes, adiestran a los perros a mostrar toda su galanura en las exposiciones (ring francés), a perros muy especiales se les adiestra para ser perros de salvamento o de guía para ciegos. Es por ello que debemos contestar esa primera pregunta:
¿Quiero que mi perro se siente, se eche y haga todas esas cosas o no? Si en realidad lo que busco es que mi mascota (a la que por cierto nunca saco a la calle) sólo deje de destruir los muebles y aprenda a hacer en un solo lado, no necesito llevarlo a la escuela, lo que necesito son indicaciones adecuadas de un etólogo (especialista en conducta animal), de lectura fidedigna especializada, de muuuuucho tiempo, dedicación y paciencia.
Existen algunas pseudoescuelas que ofrecen “corrección de travesuras”. Es como si quisiéramos que en la escuela enseñaran a nuestro hijo a comer apropiadamente, a no usar palabras altisonantes, a ser educados, a cuidar su ropa, a cuidar y guardar sus juguetes, etc. Si eso buscamos en una escuela, estamos fritos como padres, porque nuestro pequeño jamás va a aprender algo así en la escuela. Pues igual los perros, necesitan ser educados en casa, dentro de su propio ambiente y sabiendo que la autoridad es su dueño, no el entrenador que va tres veces por semana una hora. Para lograr corregir todas esas cosas que nos molestan, debemos conocer las técnicas más apropiadas de educación canina y aplicarlas y aplicarlas y aplicarlas y aplicarlas, hasta que el perro comprenda qué puede o no hacer. Aquellas escuelas que prometen “corrección de travesuras” le devolverán un perro aún más insubordinado. Lo que nos lleva a la segunda consideración: Si quiero que mi perro aprenda obediencia básica y avanzada (con y sin correa), ahora,
¿Cuál escuela o cual entrenador? 2a. y última parte. La semana pasada hablábamos sobre la conveniencia de entrenar nosotros mismos, en casa, a nuestra mascota, sin embargo, si ya hemos decidido que el entrenamiento no sólo sea portarse bien, si no que queremos algo más avanzado, el segundo cuestionamiento que nos hacemos es:
¿Cuál escuela o cuál entrenador? La elección del método de entrenamiento y el prestigio de la escuela canina son de vital importancia. Como médico, he recibido en consulta perros con lesiones en vértebras cervicales debido al exceso de castigo por parte del entrenador, con laceraciones en el cuello ocasionadas por unos hermosos collares de picos invertidos, que suelen utilizar los entrenadores, perros con problemas conductuales, demasiado atemorizados para salir de debajo del sillón o perros que definitivamente se volvieron muchísimo más agresivos con sus dueños después del entrenamiento. Perros que sólo obedecen al entrenador o que han regresado del entrenamiento con gastroenteritis hemorrágicas y hechos un hueso, porque el mes que pasaron en la escuela fueron alimentados con croquetas de baja calidad (cuando un animal en ejercicio continuo debe comer alimento para perros de alto rendimiento) y hacinados en una jaula con 5 perros o más, etc.
Si ya ha decidido que su perro sea “educado”, vea, pregunte, compare, exija ver resultados de esa escuela o ese entrenador con perros similares al suyo. Piense en la conveniencia de enviar a su mascota por periodos prolongados a la escuela o de ser entrenado por horas y ser regresado a casa después del entrenamiento. Pida a los instructores sus certificados. Asegúrese que no utilizan métodos lascivos para enseñarlo a obedecer. No se desentienda de su mascota, asegúrese de poder mantener un régimen de visitas continuas. Si piensa dejar su perro en la escuela por periodos largos y el entrenador no le permite ver sus instalaciones pretextando lejanía o cualquier cosa: desconfíe. Si no le permite ver sus métodos de entrenamiento: desconfíe. Aunque le diga que el collar de picos o el collar eléctrico son de gran utilidad, verifique antes la conducta de otros (varios) perros ya “graduados” con ese método.
En fin, la elección de la escuela y del entrenador en sí, es el éxito o el fracaso del entrenamiento canino. Con todo lo anterior no quiero decir que las escuelas caninas son un fraude, al contrario, existen aquí en San Luis personas muy serias y comprometidas con el verdadero entrenamiento canino, los cuales no sólo se han capacitado para desempeñar este trabajo, si no que además, aman a los perros. El entrenamiento para estas personas no sólo es un buen negocio, es un compromiso. Es por ello, que como dueño, uno debe empeñarse en buscar, comparar, verificar métodos hasta encontrar este tipo de entrenadores que nos entregarán un perro tal cual lo estamos esperando.
Finalmente, el último aspecto a tomar en cuenta es el precio
¿Estoy dispuesto a pagar para que me eduquen a mi perro? Tener un perro es un lujo, lujo que implica mucha inversión (vacunas, desparasitaciones, alimentos especiales, casa, juguetes, etc.), así que tener un perro entrenado es un lujo doble. Los entrenamientos no son baratos y depende mucho del nivel al cual se quiera llegar con el ejemplar. Entre más nivel de entrenamiento se quiera, mas caro será. Será más costoso un entrenamiento con alojamiento en la escuela, que visitas del entrenador por horas a la semana. El costo debería ser proporcional a la calidad del entrenamiento, pero en la práctica no es así. He visto perros perfectamente bien entrenados, en el que el dueño ha invertido relativamente poco y también he visto perros que han tenido que ser regalados por agresividad después de un entrenamiento que costó una millonada. Con todo lo anterior concluimos: antes de mandar a su perro a la escuela, piense ¿Qué espero de mi perro? ¿Lo puedo lograr yo solo? ¿Cuál escuela o cuál entrenador? ¿Estoy dispuesto a invertir? Después de esto, verifique, pregunte, analice y haga la mejor elección, su perro vale la pena.

MVZ Dpl. Laura González Thompson, México CLÍNICA MEDICAL VET Diario Digital Impulso, de México.

1 comentario:

Do it Internacional dijo...

Hola Laura:

Me encantó tu artículo.

Efectivamente yo compré dos perritos y me saleron dos Gremlins. Viven fuera de la casa pero cada vez que nos hemos descuidado y salimos dejando una puerta abierta, entran y destruyen todo!!

En mi desespero, pensé en una escuela de entrenamiento de perros, pero tienes razón que lo que allí hacen es aprender a hacer trucos, cosa que no me interesa.

Yo lo que quiero es que puedan entrar a la casa, sin que hagan sus necesidades adentro y no destruyan todo. Pero no se que hacer!!