Como controlar la glotonería excesiva

Existe una cantidad considerable de perros que parece que cuando salen a la calle están embargados por una especie de obsesión o manía persecutoria por atrapar y capturar, a modo de trofeo de guerra, cualquier resto de alimento (lo que incluye la basura), pero esta actividad no va sola: incluye por extensión otras tareas directamente asociadas y al servicio de la primera como son el olfateo constante, la localización final y -si se tercia- «la fuga» en dirección a su botín, para ...

... desgracia y desesperación de sus dueños que no saben cómo atajar de base lo que consideran un cúmulo de malos hábitos. De todo ello trataremos en este artículo. Cuando todo lo anteriormente descrito se nos presenta, desde nuestro punto de vista, creemos que simplemente existe una falta de aprovechamiento del potencial natural que los perros guardan dentro de ellos. Motivación en el especie canina Muchos aspectos extraordinarios que se observan en la actuación alegre y decidida de los perros con adiestramiento específico tienen su base en la motivación instintiva e intrínseca, propia de la especie canina. Así, cuando vemos a un perro seguir un rastro sobre pisadas humanas o contemplamos maravillados a un grupo de perros de los cuerpos de seguridad del estado cómo olfatean y detectan, durante la exhibición, la droga o el explosivo en la maleta exacta, simplemente estamos siendo testigos del aprovechamiento de la «energía vital» e inagotable que los perros ofrecen.

¿Qué ocurre cuando esa «energía vital» de la que hablamos no se usa y aplica en algo útil?, que los animales que regulan su comportamiento global hacia un objetivo biológico de supervivencia pura se emplean por si solos en tareas ancestrales para darles así salida a esas pulsiones internas que sienten tan a flor de piel. Y he aquí que tenemos todo un repertorio de tendencias no adecuadas que sus dueños relatan desesperados ante todo aquel que desee compartir su carga: Mi perro no deja de olisquear durante todo el paseo; Mi perro sale a la calle con la obsesión de comerse todo lo que encuentra; Si hay basuras en las zona no puedo soltarle; Cuando pilla algo en la boca es imposible hacer que lo suelte; Cuando se pone nervioso mordisquea hasta el césped o la tierra del parque; Mi perro tira como un animal hacia los jardines donde los críos dejan comida; Detesto que mi perro busque y se coma los excrementos... y así podríamos seguir más. No a la comida gratis Efectivamente, los dueños, desde su lógica, no aciertan a comprender cómo «su perro» que tiene todas las necesidades cubiertas, se emplea con tanto énfasis en vagabundear como un pordiosero buscando restos inmundos, después de gastarse el dineral que les cuesta el pienso (balanceado) de «élite» que le echan cada noche en su cuenco impoluto. Pero para el perro la historia es muy distinta a cómo la plantea el dueño.
La primera «aberración» –desde el punto de vista canino- reside ahí precisamente en obtener al final de la jornada diaria la comida gratis. Un cánido en su ambiente natural gasta el ochenta por cierto de su repertorio de conductas en adquirir el alimento diario: ventea, anda, cuartea, olfatea, escarba, persigue en carrera, lucha y engulle finalmente su trabajada comida.
Otro factor a tener en cuenta es la cooperación en grupo, ningún miembro de la manada va por libre y menos desobedeciendo al que manda. Tampoco la jornada diaria está exenta de organización diaria: tras despertarse se dedican a ponerse en marcha progresivamente, beben, juegan, merodean, investigan buscando tentempiés para al atardecer y antes de que concluya el día emprender la gran búsqueda del botín sustancioso. Retomar el control de la situación Con todo lo expuesto tenemos los datos necesarios para retomar el control de la situación ante un animal que demuestra unos comportamientos desbandados y problemáticos a nivel social.
Tres áreas deben ser tenidas en cuenta:
1. Consolidar el control a través de los ejercicios de obediencia.
2. Aprovechar la alimentación para incrementar la actividad física y mental.
3. Usar los juegos y los ejercicios de búsqueda como fórmula de descarga física y de aplicación de las cualidades propicias de los cánidos. Con el primer apartado resuelto podremos beneficiarnos del respeto que todo perro debe mostrar ineludiblemente a su dueño. De otra manera, ¿cómo podríamos si no aspirar a que el perro respondiera al «NO» cuando sigue un olor o se lleva algo a la boca?

Texto: Pedro Márquez. Revista PERROS - Madrid - España

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